viernes, 4 de marzo de 2011

Todo sueño tiene un precio

Ya lo decía la profesora de aquella academia de baile: ‘la fama cuesta y vais a empezar a pagar’. Pero no sólo con esfuerzo físico, aunque de eso, llevado al límite, hay mucho en la nueva película de Darren Aronofsky, que lo es todo menos una visión amable del ballet. ‘Cisne negro’ gira en torno a una pregunta clásica: ¿hasta dónde estarías dispuesto a llegar para cumplir tu mayor sueño? Más aún, ¿estarías dispuesto a dejar de ser tú mismo y convertirte en una persona distinta, cambiar tus gustos, tu manera de comportarte y tu propia personalidad, para alcanzar lo que siempre has anhelado?

Todo el film es una metáfora sobre las consecuencias de traicionarse a uno mismo en pos de un ideal, lo que explica todo lo ocurrido o imaginado a lo largo del metraje en escenas de gran potencia visual. La película puede seguirse en parte como una tradicional cinta de suspense, en la que tratamos de descifrar si la protagonista está perdiendo el juicio o alguien trata de perjudicarla (véase, por ejemplo, ‘Rebeca’), pero sólo de una manera tangencial, ya que no es eso lo que en realidad interesa a Aronofsky.

El cineasta ha logrado por fin filmar su remake de 'Perfect blue', la cinta de animación de Satoshi Kon, pero haciéndola propia, tomando lo que le interesa de ella. Si Nolan sólo cogía de otra obra de Kon, ‘Paprika’, la idea básica, Aronofsky toma mucho más, pero llevándolo a su terreno. No sólo convierte a la protagonista en una bailarina de ballet, en lugar de una cantante que quiere triunfar como actriz, sino que modifica el final, mucho más logrado aquí.

En ‘Perfect blue’, además, la trama era más propia de un film convencional (si ese adjetivo se le puede aplicar a un film innovador en la mayoría de apartados) de intriga, en el que su autor daba una resolución bastante verosímil a los enigmas planteados, aunque no acabase de cuadrar del todo con las imágenes previas. Aronofsky también deja algunos misterios en el aire (el destino final de Beth o el ¿romance? entre el director del ballet y Lily), pero eso carece de importancia ya que no es lo que le interesa. Eso sí, no pierde ocasión de volver a la famosa escena de la bañera de 'Perfect blue', que ya repitiera, entonces exactamente, en 'Requiem por un sueño'.




Por lo demás, y más allá del nivel de un film al que la nominación a Mejor Película tal vez le venía grande, lo que es incuestionable es el extraordinario nivel de todo el reparto. Vincent Cassel firma posiblemente su mejor interpretación en Hollywood, todo fuerza y caracter, y Mila Kunis es la revelación en su papel de ‘rival’ de la protagonista, con una gran frescura y naturalidad. Inmensas también, en sus pequeños papeles, una de las grandes actrices norteamericanas, Barbara Hershey, y una recuperada (esperemos que definitivamente) Winona Ryder.

Y qué decir de Natalie Portman. Para quienes vimos nacer su carrera en ‘Leon, el profesional’, siendo apenas una niña, ha sido una auténtica delicia asistir al crecimiento de una actriz a la que siempre se le adivinó un talento descomunal. Ver que su capacidad interpretativa ha ido avanzando de manera constante hasta alcanzar el inmenso nivel que despliega en ‘Cisne negro’ no tiene precio. Hollywood quema muy rápidamente a sus estrellas y, por desgracia, son más habituales casos como el de, precisamente, Winona Ryder, que brilló unos pocos años y se perdió entre sombras. Por fortuna no ha sido el caso de Natalie Portman, que ofrece un recital impresionante al encarnar un personaje como el de Nina, repleto de matices, y encima bailando como un ángel…o un demonio.

PD: Aunque sólo fuera por escuchar buena parte de la extraordinaria partitura de Tchaikovsky, ya vale la pena el visionado de ‘Cisne negro’. Esta película no tardará en olvidarse, la interpretación de Portman se recordará durante mucho tiempo, pero ‘El lago de los cisnes’ es inmortal.


No hay comentarios:

Publicar un comentario